La alimentación de nuestros terneros y novillas es totalmente natural.
Durante los primeros cinco meses de vida se alimentan de la leche de sus madres, lo que les proporciona un alimento adecuado protegiéndoles contra enfermedades y fortaleciendo su sistema inmunológico.
Cuando los terneros cambian el pelo de canela a gris (esto suele ocurrir sobre el cuarto o quinto mes de vida) empiezan a comer hierba y veza, y ésta será la base de su alimentación durante toda su vida.
En los tres últimos meses de vida los animales destinados a sacrificio son estabulados y alimentados con una ceba de remate a base de cereales naturales. De esta forma, la carne genera grasa y se vuelve más tierna y sabrosa.
Nuestras vacas nodrizas siguen el calendario típico del ganado de montaña, dedicándose durante todo el año al pastoreo.